Los problemas circulatorios, hasta llegar al infarto, son cada vez más frecuentes. Muchas personas lo notan en su entorno. Hemos preguntado a la cardióloga Nazan Walpoth sobre las causas, así como sobre las medidas de prevención y apoyo.
Sí, en muchos países industrializados, incluida Suiza, se ha observado en los últimos años un aumento de ciertas enfermedades cardiovasculares, especialmente entre las mujeres y personas con bajo nivel socioeconómico. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte a nivel mundial. En Suiza, unas 20 000 personas mueren cada año por estas causas, lo cual representa, aproximadamente, el 30 % de todas las muertes. Los datos muestran que especialmente las mujeres jóvenes (menores de 55 años), se ven cada vez más afectadas.
Las causas, tanto médicas como sociales, son muy variadas: • Una causa son las condiciones laborales: El estrés en el trabajo, las largas jornadas laborales, la falta de pausas, el trabajo por turnos y el empleo precario afectan negativamente al sistema cardiovascular. El riesgo es especialmente alto en sectores como el de los cuidados, la limpieza, la logística o la gastronomía, donde trabajan muchas mujeres y migrantes. • También hay diferencias en función del género: A menudo, los infartos en mujeres se detectan tarde o se diagnostican erróneamente, ya que los síntomas pueden diferir de los de los hombres (por ejemplo, náuseas, dolor de espalda en lugar de dolor en el pecho, etc.). Además, muchos estudios médicos todavía se centran principalmente en los hombres. • Determinantes sociales: Las personas con ingresos bajos, condiciones de vivienda precarias o sin acceso a servicios de salud están más expuestas. En el caso de las mujeres migrantes hay que añadir las barreras lingüísticas, la discriminación y, a menuo, la falta de acceso a información sobre la salud. • Estrés psicosocial: La discriminación, el racismo, la sobrecarga por trabajo y cuidados no remunerados (como el cuidado de los hijos) contribuyen significativamente al agotamiento y a enfermedades crónicas.
Es un tema complejo. De hecho, una infección por COVID-19 puede dañar el corazón, por ejemplo, mediante inflamación del músculo cardíaco (miocarditis) o trombosis. La vacuna protege contra estos riesgos, especialmente en grupos vulnerables. Por tanto, los riesgos de la vacuna deben considerarse muy bajos, especialmente en comparación con la enfermedad, que conlleva un riesgo muy alto para personas vulnerables. La miocarditis, tras una vacunación con vacunas de ARNm, se observó principalmente en hombres jóvenes, pero fue muy rara y generalmente leve. Los datos muestran claramente: el riesgo de problemas cardíacos es significativamente mayor con la infección que con la vacunación. Es importante destacar que para las personas que viven bajo situaciones de una gran presión (estrés, pobreza, migración), una infección por COVID puede suponer una carga adicional, también para el corazón.
A nivel político se deberían establecer mejores condiciones laborales, promover campañas de prevención, así como, garantizar el acceso a servicios de salud para todas las personas, independientemente de su origen o estatus migratorio. Además, se debería fomentar una medicina con perspectiva de género. Como sociedad podemos hacer mucho eliminando, por ejemplo, el tabú sobre las cargas psíquicas, informando sobre los síntomas específicos en las mujeres, así como, promoviendo el ejercicio físico, la alimentación saludable y la reducción del estrés. Desde el punto de vista individual, es importante hacer ejercicio, alimentarse bien, así como, prestar atención a las señales de advertencia. Las mujeres deben vigilar activamente su salud cardíaca y buscar ayuda médica en caso de molestias.
Ejercer presión política: Luchar por horarios laborales justos, mejor protección de la salud y promover la participación de las y los trabajadores en las decisiones ligadas al puesto de trabajo. También puede trabajar con determinados grupos, dirigiéndose de forma específica, por ejemplo, a mujeres, migrantes y personas con empleo precario – si es necesario, en su propio idioma. Otro aspecto importante es la información y formación sobre temas como la salud cardíaca, estrategias para prevenir el estrés, derecho laboral y el acceso a servicios de salud. Además, y de cara a lograr soluciones sociales integrales, es clave el formar alianzas con organizaciones especializadas, ONGs y actores del ámbito sanitario.
Dra. med. Belinda Nazan Walpoth, especialista en Cardiología FMH, diputada del Gran Consejo del Cantón de Berna, miembro del consejo de la Berner Stiftung para la promoción de la medicina de atención primaria.
Politisch Druck ausüben, für faire Arbeitszeiten, besseren Gesundheitsschutz, Mitbestimmung am Arbeitsplatz. Zielgruppenspezifisch arbeiten idem Frauen, Migrantinnen, prekär Beschäftigte gezielt ansprechen – auch in der Sprache, die sie verstehen. Aufklärung & Schulungen: Zu Herzgesundheit, Stressbewältigung, Arbeitsrecht und Zugang zu Gesundheitsleistungen. Bündnisse bilden: Mit Fachorganisationen, NGOs und Gesundheitsakteur*innen – für gesamtgesellschaftliche Lösungen.
Dr.med. Belinda Nazan Walpoth, Fachärztin für Kardiologie FMH, Grossrätin Kanton Bern und Stiftungsrätin der Berner Stiftung zur Förderung der Hausarzt-Medizin